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Minería responsable en la República Dominicana: impacto positivo en las comunidades locales

La minería responsable se define como la explotación de recursos minerales de manera que equilibre el desarrollo económico con la protección del medio ambiente y el bienestar de las comunidades locales. En palabras sencillas, implica extraer minerales sin comprometer la salud del entorno ni los derechos de las personas que viven cerca de las operaciones.

En la República Dominicana, donde la minería ha sido un motor económico clave, varias comunidades han experimentado mejoras en su calidad de vida gracias a la adopción de prácticas responsables, respaldadas por normas legales e iniciativas empresariales.

Mina Cerro Maimón (Monseñor Nouel)

Operada por la Corporación Minera Dominicana (CORMIDOM), la mina Cerro Maimón ha invertido en programas de desarrollo comunitario desde su reactivación en 2017. Entre sus aportes destacan la construcción de infraestructura, así como la implementación de programas de salud y educación, beneficiando a comunidades cercanas como Juan Adrián. Según Memoria Dominicana, estas iniciativas han mejorado notablemente las condiciones de vida locales.

Mina de Ámbar (Hato Mayor)

En la provincia de Hato Mayor, la extracción de ámbar genera ingresos para comunidades como Siete Cañadas, El 29, El 25 y El Cacao. Desde 2015, el Ministerio de Energía y Minas ha implementado programas de formación, salud y mediación de conflictos relacionados con la actividad minera, mejorando así la calidad de vida de los pequeños mineros y sus familias.

Mina de Larimar (Barahona)

La provincia de Barahona destaca por la extracción del larimar, una piedra semipreciosa única en el mundo. Comunidades como La Filipina participan activamente en esta actividad. El Ministerio de Energía y Minas ha promovido prácticas mineras responsables y ha proporcionado servicios básicos, contribuyendo al desarrollo social y económico de los habitantes.

Mina de Piedra Caliza (San Cristóbal)

En San Cristóbal, la extracción de piedra caliza y ámbar ha sido acompañada por programas gubernamentales de formación, salud y resolución de conflictos. Estas acciones buscan garantizar que los beneficios de la minería lleguen a las comunidades locales.

Transformación en Cotuí y Sánchez Ramírez: Mina Pueblo Viejo

La mina Pueblo Viejo, en Sánchez Ramírez, implementa un proceso integral de expansión, que incluye la construcción de la nueva presa de colas “El Naranjo” y el reasentamiento de comunidades afectadas, siguiendo mejores prácticas internacionales.

La empresa ha invertido más de US$30 millones en programas de salud, educación, infraestructura y desarrollo económico, beneficiando a comunidades desde Piedra Blanca hasta Cotuí. Proyectos de agronegocios, como la mejora del cultivo de cacao, y el empleo local (el 97 % de los 2,500 empleados son dominicanos, muchos de ellos de comunidades cercanas), ejemplifican el impacto positivo de la minería responsable.

En materia de salud comunitaria, se realizaron jornadas médicas y charlas sobre hábitos saludables, atendiendo a más de 300 personas de 20 comunidades en marzo de 2025. Además, la empresa ha contribuido al mejoramiento de infraestructura, rehabilitación de tierras y planes de manejo ambiental conforme a estándares internacionales.

Desafíos y lecciones aprendidas

A pesar de los avances, aún existen desafíos. Comunidades como El Naranjo han expresado preocupación sobre la equidad en los procesos de reubicación y compensación, evidenciando la necesidad de estándares más justos y protección ambiental.

La experiencia de las comunidades cercanas a minas como Pueblo Viejo, Cerro Maimón, Larimar y Ámbar demuestra que la minería responsable puede mejorar significativamente la calidad de vida local. Es fundamental que empresas, gobierno y comunidades trabajen juntos para garantizar que los beneficios sean inclusivos y sostenibles, minimizando los impactos negativos y fortaleciendo la confianza en el sector minero.

 

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